Simón Rodríguez

Simón Rodríguez
Se ha de educar a todo el mundo sin distinción de razas ni colores. No nos alucinemos: sin educación popular, no habrá verdadera sociedad. SIMÓN RODRÍGUEZ

jueves, 3 de octubre de 2013

El 12 de octubre marcó el inicio del genocidio en Indoamérica

 "Por cuanto esta fecha marcó el inicio del genocidio más grande que pueda registrar página alguna de la historia de los siglos y de los pueblos" Hugo Chávez

lunes, 23 de septiembre de 2013

ALÓ PRESIDENTE, programa Nº 270 (radial) Sala de Prensa Simón Bolívar, Palacio de Miraflores Miércoles, 28 de febrero de 2007



     Aquí está Simón Rodríguez, nada más ni nada menos, desarrollando la idea de los poderes locales, de la geometría del poder. La toparquía es el gobierno del topos, del lugar. Dice: “Ojalá cada parroquia se erigiera en toparquía, entonces habría confederación: el gobierno más perfecto de cuántos pueda imaginar la mejor política, es el modo de dar por el pie al despotismo, esto es y esto es mil y mil veces si se instruye para que haya quien sepa, y si se educa para que haya quien haga: casas, lugares, provincias y reinos rivales prueban mala crianza”. En fin, es eso, es un infinito de reflexiones, de sabiduría y de ideas, ideas necesarias hoy para la construcción de nuestro modelo socialista, bien pudiéramos llamarlo “socialista robinsoniano”, robinsoniano por Samuel Robinson. 
       Bueno, por aquí yo tenía otro elemento de la economía... A ver, esto lo leímos en una ocasión, pero es bueno leerlo de nuevo. Fíjense ustedes en esto, leo: Simón Rodríguez, Obras completas, tomo II. Este otro tratado se llama Sobre las luces y las virtudes sociales, escrito en 1840. Imprenta de El Mercurio. Dice Simón Rodríguez aquí, hablando de lo económico: “El estado actual de las ideas sociales, sobre todo en América, sería la ocasión más oportuna para aprender esta verdad si no fuese tan conocida. Permítase aclarar la idea en una breve digresión: este libro no es para ostentar ciencia con los sabios, sino para instruir a la parte del pueblo que quiere aprender y no tiene quien la enseñe, a la que necesita saber que entre los conocimientos que el hombre puede adquirir hay uno que le es de estricta obligación: el de sus semejantes. Por consiguiente que la sociedad debe ocupar el primer lugar en el orden de sus atenciones, y por cierto tiempo ser el único sujeto de su estudio. ‘Libertad personal y derecho de propiedad’, se oye alegar con frecuencia por hombres de talento. La primera —es decir la libertad personal— para eximirse de toda especie de cooperación al bien general, para exigir servicio sin retribución y trabajo sin recompensa, para justificar su inacción con la costumbre y sus procedimientos con las leyes, todo junto, para vivir independientes en medio de la sociedad”. 
Hugo Chávez Frías